miércoles, 17 de noviembre de 2010

Das Narrenschiff














Ahí van todos los necios bogando palabras absurdas,

imitando el canto apócrifo de los cuervos celestiales,

agitando sus manos en complicada danza macabra.

Ya la Estulticia corona los mares en su goleta improvisada.

El tiempo, caótico, esputa acido en los corazones.

La fiebre, esa de la que dicen "es materia de delirios",

corrompe las mentes impuras de los argonautas.

Ya no hay patria ni reino al que virar rumbo.

Ahora las palabras siguen el curso de un destino inminente,

una paradoja, un algoritmo, una combinación errática de hipercubos,

un giroscopio estático, un patín sin ruedas,

un periódico, sin noticias, a modo de gorro improvisado

y el vendedor comienza su letanía con voz de bemol:

-¡Barquillo! ¡Barquillo! ¡Al rico Barquillo!

El sol se pone a media noche en una playa sombría.

Un pingüino antipático y una morsa desdentada

bailan el lago de los cisnes.

-¡Basta!- Grita el sombrero loco-¡Me estáis volviendo cuerdo!

La nave atraca en un bosque sin arboles,

y Estulticia, en absoluto silencio,

pone pie en tierra para conquista el continente.

Ya no hay locos a bordo,

ya puede zarpar la flota,

pues de Ulises no queda más que polvo.



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